Por

Guida Goncalves

T&TA de Centroamérica

 

Cuando se trata de ciberseguridad, el firewall no es el único medio por el cual se protegen los datos confidenciales.
Un delincuente informático puede obtener los datos que busca si tiene acceso físico al lugar donde se encuentran.

 

Uno de los primeros pasos para garantizar el buen funcionamiento de los Centros de Datos es procurar que el espacio físico en el que está sea seguro, libre de intromisiones de personas que puedan vulnerar la información que se contiene.

Es más sencillo para un delincuente informático entrar al espacio físico del Centro de Datos con un dispositivo USB y descargar así números de cuenta, de cédula, direcciones, nombres y apellidos.

La mejor manera de reducir el riesgo y la responsabilidad de dejar un Centro de Datos vulnerable es implementando verdaderas medidas de seguridad en la entrada.

Es de vital importancia definir el perímetro en el que se coloca el Centro de Datos. Es por eso que se debe pensar en el espacio físico en el que se instala, cuántas personas pasan por ahí, qué tan observadas o no están, si tiene puertas que controlen el acceso de terceros al espacio e incluso la colocación de cámaras de seguridad para el respectivo monitoreo.

Las empresas e instituciones deben ser rigurosas en el control de las entradas y salidas, tanto de los trabajadores como de las visitas, colocando métodos de identificación y además bitácoras en las que se anote cada movimiento que se da dentro e incluso cerca del Centro de Datos.

La seguridad a la entrada es uno de los métodos más usados, en las que con un dispositivo se pueda verificar que la persona que ingresa si tiene los permisos que se requieren para estar ahí, además en caso de un problema se pueda identificar quienes podrían ser los responsables.

Para proteger los centros de datos y los datos críticos que contienen, es esencial pensar que la ciberseguridad y la seguridad física trabajan de la mano para su protección.